PUBLICARTE da la mano a la celebración de los 444 años de nuestra ciudad. Caracas la mujer. Caracas hombre, niño o niña. La tantas veces ultrajada, la que no pierde la esperanza. Caracas será tomada de la mano por los que crean, sueñan, proponen, discuten, reflexionan a través de la palabra. Caracas también es texto, cuento, dramaturgia, narración, ensayo, poesía. Caracas es el abecedario que nos acompaña cada día, Caracas es una niña que continua soñando con que algún día será grande.

martes, 21 de junio de 2011

Qué Cara’cas!

Autora:  Nathalie Álvarez
Por alguna razón hablar de Caracas supone para mí hablar en tiempo de nostalgia, como si Caracas fuese sólo algo que pertenece al pasado, como si fuese sólo un ayer, y acaso un referente. 
Voy a hacer, sin embargo, el ejercicio de hablar de Caracas en tiempo actual, de su cara y sin cas. O de  -invirtiendo su sílaba final y acentuándola- de su cás cara.
Si un alguien, que en este caso seré yo, me preguntase: y qué tiene tu ciudad para ser recordada por visitantes y residentes? Respondería: tiene una forma natural de quebrantar las normas… si se fijan bien, verán que tiene todas las grandes y pequeñas vías adornadas con increíbles, diminutos, grandes, abstractos, delineados huecos que se convierten enseguida en palabras propias de la ciudad (o mejor impropias), y así nos encontramos que hueco grande equivale a un coño seguido de cualquier cantidad de otras cosas… y como siempre, ante los pequeños, solemos mostrar cierta tolerancia y ser indulgentes. También estos pedazos de ciudad que faltan se convierten en ejercicio para la memoria, en puntos de referencia y quizás hasta en título de un posible texto ¨Qué hueconada es esta?¨
Tiene también unos irreverentes, anárquicos e históricos árboles que se atraviesan en el medio de la calle, imponiendo su majestuosidad, sus verdes, y dejando caer sus amarillos, sus ocres y sus sonidos roncos. A éstos no les importa el tráfico, el semáforo, están convencidos de que si algún carro se les enfrenta llevan (los carros) las de perder.
Es un montón de juego de palabras, de cambios de nombres y de apelativos, para que no se confundan las generaciones… como si con eso se borrara el recuerdo… al final unos vamos al Parque del Este y otros van al Parque Miranda sabiendo que es del Este.
Es un corneteo incesante, el tráfico infinito, y por ahí, en medio de tanta carrocería y latonería, una fuente inagotable que pareciera refrescar los humores ayudada por el botánico cercano. Y más allá, Zapata contundente con su muro hecho lienzo, te obliga a voltear y a sonreír con su cuento multicolor. También en el medio la archi conocida marialionza que parece que no quería réplica… y más lejos nos sorprende entonces una bola de arte que se le escapó a Soto.
Es un Cabrujas por todos lados recordándote que Caracas será siempre la ciudad del futuro… donde lo provisional es eterno…

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