Autor: Armando Quintero
Ciudad con alegría
Nos dijeron que la ciudad- más allá de la contaminación, de los problemas con el transporte, de los malestares cotidianos y de su proverbial violencia- amaneció llena de alegrías, cargada de ternuras.
Sólo se dieron cuenta quienes escucharon los violines del silencio.
El ingeniero
Aquel ingeniero dormía en las noches de salto a salto, hasta que construyó puentes entre sueño y sueño para descansar tranquilo.
La flor
Aquella flor inquietaba a quienes caminaban con pasos grises, tenían movimientos, palabras, pensamientos o corazones grises.
Aquella flor era la flor de la esperanza.
Puño al aire
Sería maravilloso si uno cerrara su puño en el aire. Esperara. Y al abrirlo lentamente descubriera sobre la palma abierta de su mano un pequeño unicornio azul con alas. Y que además lo mirara a uno sonriendo como invitándolo a dar un paseito.
Sería maravilloso. Pero...raro. Muy raro.
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