PUBLICARTE da la mano a la celebración de los 444 años de nuestra ciudad. Caracas la mujer. Caracas hombre, niño o niña. La tantas veces ultrajada, la que no pierde la esperanza. Caracas será tomada de la mano por los que crean, sueñan, proponen, discuten, reflexionan a través de la palabra. Caracas también es texto, cuento, dramaturgia, narración, ensayo, poesía. Caracas es el abecedario que nos acompaña cada día, Caracas es una niña que continua soñando con que algún día será grande.

martes, 21 de junio de 2011

El pulso de una ciudad


Autor: Alvaro Pérez Capiello

            Un buen día nos acercamos a la ventana y lanzamos una mirada, cargada de asombros, sobre los techos de las casas, las esquinas trajinadas de viento, las aceras recorridas de angustias, y los postes de luz que inevitablemente danzan entre los edificios acompañando las historias de aparecidos y de brujas. Tal vez, algunos minutos de reflexión puedan dar al traste con las máximas incubadas desde los primeros años de la educación formal, ideas que muestran a la ciudad como un nuevo leviatán capaz de tragarse, de un golpe y para siempre, los sueños del hombre común. La vida moderna, con sus códigos de vida y de muerte, parece empeñada en teñir de negro a las más osadas fantasías del urbanismo. Así, las calles se muestran mudas e indiferentes frente al tic-tac amenazante de los relojes, de cara a los semáforos averiados, y las interminables hileras de coches que no le encuentran explicación a su necia permanencia en el mundo. ¿Acaso a esta Caracas de concreto y de cristal templado le está vetada la posibilidad de imaginar, o de cultivar la sorpresa? El enigma que gravita alrededor de las grandes ciudades nos hace suponer que nos hallamos frente a entidades con vida propia, horadadas por venas y arterias que irrigan de sangre los distintos tejidos del cuerpo social. Cada día constituye, pues, una aventura, una singular apuesta que advierte la belleza oculta en los portales de los almacenes, en los parques, en las formas arquitectónicas que pretenden acercarse tímidamente a lo natural. Está allí, en una cadena de encuentros y desencuentros, de ruidos, de caminos que van y vienen, de sombras huidizas que construyen personajes de fábula, de éxitos y fracasos gloriosos, la posibilidad teórica que tiene toda ciudad de ser recordada, y entonces sobrevivir a quienes la edificaron y le dieron un nombre.

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