Autora: Meury Rivero
En sus ojos empañados de nostalgia y abultados de tanto que han visto, se dibujan y desvanecen aquellas tardes de retretas y pregones en la plaza Bolívar. En tus ojos, adultos y modernos, aparecen autopistas y los grandes edificios de vidrios ahumados que reflejan salidas y puestas de sol. Ahora en los tuyos, más jóvenes y brillantes, aparecen espacios de libertad y expresión, quedan fijos en tus pupilas plazas y calles ciegas pintadas con murales mostrando tus desacuerdos… Una ciudad de imágenes: ésa es Caracas.
En mis oídos pasean tus sonidos de cornetas, de músicos de calle, de conversas telefónicas, de vendedores de periódicos, del metro en la estación Caño Amarillo y del agua de la fuente de la Plaza Venezuela.
En su nariz algo extraviada de tantos aromas, se chocan y convergen el olor a pan de perro caliente de la esquina, a cotufas en la plaza, a café del vendedor de termito y al humo de la avenida… Y sigo pensando: ésa es Caracas.
Ésa es Caracas: la de historias olvidadas, la de historias que aún se cuentan y la de historias que aún se escriben… La de imágenes, sonidos y aromas, que se graban y convierten en palabras, que culminan en suspiros diciendo: así, sí que es Caracas…
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