PUBLICARTE da la mano a la celebración de los 444 años de nuestra ciudad. Caracas la mujer. Caracas hombre, niño o niña. La tantas veces ultrajada, la que no pierde la esperanza. Caracas será tomada de la mano por los que crean, sueñan, proponen, discuten, reflexionan a través de la palabra. Caracas también es texto, cuento, dramaturgia, narración, ensayo, poesía. Caracas es el abecedario que nos acompaña cada día, Caracas es una niña que continua soñando con que algún día será grande.

miércoles, 29 de junio de 2011

LOS HIJOS DE LA CIUDAD


Autora: Maritza E. Rojas B.

La Ciudad que encierra las mil y una noches, de crepúsculo y sinfonía, de los cielos sin luna ni estrellas, donde solo prevalece el resplandor del pesebre perenne, que viste los cerros de navidad.
Es la que llevo conmigo en los bolsillos de mi nostalgia, es la evocación del cafecito recién colado, que impregna las madrugadas de la dulce calidez de su aroma y enaltece el alma que despierta.
Es la que miramos con claridad a través de los cristales empañados por la lluvia, son las calles de la poesía, del flechazo a primera vista, de la música que nos invade al estar en la autopista, es la reliquia y la vida misma.
Son las esquinas en que camino, donde el cuchicheo del Cuentacuentos, nos habla de las historias que se esconden detrás de sus nombres: El Muerto, El Chorro, Las Ánimas o Angelitos; motes que son inseparables de su arquitectura, de la novela y la leyenda… algunas veces humorísticas, otras tristes o históricas.
Algunos de esos nombres, tienen una jocosidad que rompe con la cotidianidad de la urbe y que nos hace añorar los años mozos, en que la televisión se vestía de blanco y negro.
La vida de la Ciudad, deja impresa sus huellas en un mar de rostros, que expresan a través del tiempo el carácter y el espíritu del que vive y del que siente... de la verdad y la mentira… de la diferencia y la apatía... de la fe y la esperanza… del cobarde y del valiente… Gentes que embellecen de destellos líricos las fachadas, las plazas, las calles y las veredas.
La Ciudad que nos cobija bajo el manto verdor de la Sierra Grande, que se enaltece en murallas que van hacia el cielo, pulmón de naturaleza viva que aun se esconde minuciosa y silvestre del concreto, que se extiende como voraz fiera bajo sus pies.
Ciudad…
Aún despiertas las añoranzas y recuerdos de quienes lejos de ti se encuentran, demuestras día a día la fortaleza y la sabiduría como la madre que cree en nosotros, -porque esos somos-, hijos de una Ciudad… y tal vez, algún día de estos, lograremos mirar a través de tus ojos, lo que realmente nos deseas legar: EL AMOR

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