PUBLICARTE da la mano a la celebración de los 444 años de nuestra ciudad. Caracas la mujer. Caracas hombre, niño o niña. La tantas veces ultrajada, la que no pierde la esperanza. Caracas será tomada de la mano por los que crean, sueñan, proponen, discuten, reflexionan a través de la palabra. Caracas también es texto, cuento, dramaturgia, narración, ensayo, poesía. Caracas es el abecedario que nos acompaña cada día, Caracas es una niña que continua soñando con que algún día será grande.

martes, 21 de junio de 2011

LAS CIUDADES


Autora: Elena Siblesz.

Caracas es mi espacio, mi cabida en el universo. Soy de Caracas, aquí nací.
Una atmosfera única de verdes con reflejos de colores naranjas, amarillos, morados y más. Un manto monumental  “El Ávila”  nos recuerda que no estamos solos.
La Caracas de 1800 hasta 1900 era fresca, la de los techos rojos, con sus capillas,  calles de baldaquines, las pulperías, la gente teniendo mucho más tiempo para ellos mismos, algunos aristócratas sólo saben hacer cosas cultas, las pocas posibilidades de trabajo, las guerras, la copia de la vida europea por los más ricos, el trabajo arduo y desencadenado de los que tenían menos, el concepto de familias "venidas a menos" como muy natural debido a la forma errática de vida, unos ganaban otros perdían, en el abuso de los juegos de azar, las peleas de gallo y apuestas a los caballos, además, la muerte como algo rutinario. Era la misma gente, generalmente risueñas y observaban las rutinas de un pueblo, disfrazado de Ciudad. Esa Caracas de techos rojos, ya no está, el ritmo de vida de  aquel caraqueño cambió.
Cambiaron  paradigmas, valores, su verdad y sin dejar de ser caraqueños, somos extranjeros en nuestra propia capital. El disfrute de pasearse por las plazas ha estado empañado por la inseguridad.
Avenidas que nunca fueron hechas a tiempo y por lo tanto no albergan cómodamente a sus usuarios, nos recuerdan la rapidez de nuestro crecimiento. Como niños robustos y alegres, hemos crecido en desmesura, las mangas de las camisa compradas ayer ya quedan cortas, cual quinceañeros. La Caracas de ayer, de antier, de hoy, no tienen nada que ver con la de mañana.  Apenas respiramos, miramos al ávila como una mano mágica, nos recogemos ante la mole verde y multicolor que nos apoya ¡evocación! no importa lo que pasa en el valle, la desolación, el desorden,  los cambios, ella siempre majestuosa esperando la tregua, espera el reposo del guerrero que en su búsqueda de paz, va llegando poco a poco a sus laderas.
Es tan generosa nuestra ciudad que a pesar de todo sigue albergando caraqueños de alma y corazón, no importa de donde vinieron ni cuanto tienen, la pueden disfrutar, a pesar del deterioro que va cobrando espacios, uno a uno sin descanso ni tregua, dando cabida a la miseria.
Ella espera nuestro despertar.


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