Autor: Jorge cogollo
Mi día en esta ciudad comienza con un despertador sonando a las cinco de la mañana y yo pidiéndole ocho minutos más para el sueño.
Una taza de café que refleja un rostro dormido,
Mil papeles en manos y una carrera para no llegar tarde al destino…
No me queda tiempo para contemplar los edificios cercanos a la casa,
Directamente voy a esconderme en el subterráneo,
Y con las voces del metro,
Veo cara a cara a todos los que como yo contamos desesperados las estaciones para llegar de una vez por todas…
Las adjuntas me hace correr de un lado al otro.
Ruiz Pineda recuerda la transferencia
En Mamera me toca dar el puesto a un bebe que no entiende tanta multitud,
Y en Antimano alguien olvido los audífonos,
Carapita trae ríos de gentes,
En la Yaguara alguien bromea y por un segundo reímos,
La paz sigue sumando cuerpos,
Puede que en Artigas nadie se baje,
Maternidad me pone ansioso porque falta poco,
Entre ausencia de aire Capuchinos deja bajar algunos,
Teatro suele reacordarme los escenarios del teatro nacional y Municipal…”Arriba telones”
Nuevo Circo me hace reír porque ya no es tan nuevo,
Y finalmente en parque central entre empujones y estrategia logro bajarme
Claro…voy temprano porque afortunadamente hoy no ha habido retraso.
Los puestos de empanadas están full…
A mordisco me como “una de queso”
Luego paso a paso una vez más respiro en Bellas Artes,
De bromitas llego a clase.
Desde la ventana escucho las bocinas de los autos.
Y un semáforo que suele tardar para pasar de verde a rojo.
El almuerzo transcurre en algún perrero,
Pasa muy rápido,
En el descanso en la plaza de los museos contemplo la entrada a ese parque que me conoce desde toda la vida…”el parque de los caobos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario