PUBLICARTE da la mano a la celebración de los 444 años de nuestra ciudad. Caracas la mujer. Caracas hombre, niño o niña. La tantas veces ultrajada, la que no pierde la esperanza. Caracas será tomada de la mano por los que crean, sueñan, proponen, discuten, reflexionan a través de la palabra. Caracas también es texto, cuento, dramaturgia, narración, ensayo, poesía. Caracas es el abecedario que nos acompaña cada día, Caracas es una niña que continua soñando con que algún día será grande.

miércoles, 13 de julio de 2011

NOSTALGIA DE CARACAS


Autora: Reneyra Araujo

Estoy plenamente convencida que todas las personas que vivimos en aquella Caracas todavía bonita, todavía de techos rojos, todavía gélida en sus tardes y noches, de misas de gallo, de patinatas, de limpieza y seguridad en sus calles y plazas, libre de congestionamiento... no la podemos olvidar!!! 
Añoramos todavía aquellas salas de cine donde podíamos ver películas no solo estadounidenses sino europeas, donde se presentaban festivales del cine francés, del cine español, del cine canadiense, etc.  Acudíamos al teatro desde temprana edad a ver obras bien presentadas por excelentes escuelas de teatro con excelsos directores y artistas de primera, basadas bien en clásicos de la literatura universal o en obras nacionales de Miguel Otero Silva, Rómulo Gallegos, etc que nos servían de complemento en nuestras tareas de Castellano y Literatura.
Los periódicos estaban pletóricos de artículos de arte, de literatura, escritos por hombre de gran talla intelectual, la infaltable cartelera de cine con las censuras A, B, C y D y uno añorando cumplir la edad suficiente para alcanzar pronto la letra siguiente.
Los domingos eran de vestido y velo para la misa a confesarnos y comulgarnos y de vuelta a casa, la cola de la gente para sellar su cuadrito del 5 y 6, probando mejor suerte.
Eran tiempos de retreta en la Plaza Bolívar, de algodón de azúcar y de Coney Island ubicado en El Conde, en cuyo terreno luego se erigió el monumental Parque Central.
Amo a Caracas, la amo tanto, quizás más que mi ciudad natal, tal vez, haber empezado a patear sus calles a los ocho años de edad, me ha valido para sentirla como propia.  Aquí he hecho mi vida, mis amores, mis estudios y mis más sublimes recuerdos y querencias.
Todavía habita en mi la esperanza de que algún día rescatemos su historia, sus espacios, lo que queda de su antigua arquitectura, para que recuperemos esta Gran Sultana amada por todos.
                                                                                            

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