Eres recuerdo y añoranza
los firmes pasos tocaron tus predios
aquella época dorada,
donde las madrugadas eran murmullos de pájaros.
y se solía andar por calles sin temores
recorriendo famosas areperas
hasta despertar las mañanas
los cines constituian principal divertimento
los picoteos y el arte paliativos del ánimo.
Su particular encanto fueron vestigios
de los nombrados techos rojos
que complacían con su atisbo
a visitantes y turistas
desde el Waraira Repano atrapando
el imponente panorama de su valle
con su mirada al mar.
Sabana Grande y su vida nocturna de cafes,
su bohemia intelectual de destacadas figuras,
de poetas y pintores circundantes,
daban ese toque de mágica campana
que nos hacia vibrar.
Códigos de esperanza extendido por boulevares,
atractivos para el caminante y su gentilicio glamoroso
dispuesto al pródigo refugio,
dieron relevancia a su cálida belleza.
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