AUTORA: CARINA ROJAS LUNA
Me envuelve el deseo indescriptible de recorrerte, mujer. Apasionada, libre, luchadora. Pasearme entre tus calles quejumbrosas y valientes, internarme en la vida de algún incauto protagonista que se le atraviese a mis ojos y deambule tus arterias condenadas al descuido, dejarme conquistar por las distintas escenas de tu cotidianidad, mujer. Triste, melancólica, solitaria.
Posees ese modo exclusivo de mostrar el mundo y sus cosas, infinitamente irresistible y en cada mendrugo de tus pasajes va colgada la pasión que a tus hijos estremece, ese sudor de amantes que se nota en un paisaje tuyo. Maleza abundante que es tu ser interior, esas angustias, esas vibraciones que te mueven, que te hacen confrontar tu propia existencia, ese tu que no es un sólo tú homogéneo y unidimensional, sino cientos de “tús”, inmensos, bastos, multidimensionales, profundos.
No existe un vocablo legible, una grafía inequívoca que pueda describirte, que pueda llenar las vetas de tus inquilinos. Podría vaciarme en oraciones, podría tatuar las plantas de mis pies con escenarios que mis ojos van robándote pero ni aún así podría destejer ese andar minucioso que deja huella en cada hombre que te habita. Caracas.
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