Autora: Magaly Salazar Sanabria
En esta ciudad caleidoscopio, donde los árboles se abrazan y el canto de las ranas en la tarde no cesa, en estos espacios en los cuales la espontaneidad y terquedad de los jardines se debaten entre ser y un “a pesar de”, vivimos, también, “a pesar de”.
En este valle dejen que cada sentido traiga el árbol que vio, la fruición de las piñas, los arrebatos del flamboyán, la extensión de los limoncillos florecidos, la piel donde pernocta la sed, la plegaria que esconde las derrotas. El mundo está afuera del verdor, entre el ruido, la basura, lo roto, como un Guernica en conversas con Trilce, grises, desesperación o dicotiledones absurdos, lienzo o papel en trizas de vida. Pero a Caracas le musitamos una canción que la exorcise: Usted tranquila señora, primero Sultana, jamás malandra. Entretanto, se siente la fragancia de las flores y las frutas, los colores de las hierbas que, a cambio del descuido y la escoria, trepan su floración encima de la mugre, para regalarnos el milagroso temblor de la belleza movida por el aire y por la prisa de los autos entre los viejos caserones de techos rojos y las empinadas edificaciones realizadas por nuestros famosos arquitectos ¡Ah! y una mujer que pasa la calle con su “tumbao” y su prestancia. Y el Avila, que ahora es verde o azul o blanco de niebla o naranja de crepúsculo. ¿Cómo no va a parir esta ciudad, aunque no sean nativos, a un Jesús Soto, un Cruz Diez, Omar Carreño, un Juvenal Ravelo, un Alejandro Otero y antes a Reverón el de las luces? Y en la escarcha de colores del Avila,a Manuel Cabré, Monasterios y al margariteño, Pedro Ángel González, pintando y soñando su montaña y a tantos artistas venidos de todos los puntos cardinales del país y del extranjero. Porque en Caracas se sembraron lugares hermosísimos para la cultura: Museos, Ateneo, el Complejo Cultural Teresa Carreño, incluso los que ahora se han clausurado y que reclamamos para compartir un espacio de democracia y libertad y un Metro que funcionaba perfectamente para llegar a todas las estaciones del arte, la vida, el sueño. Pues sí, hoy estamos aquí es para convocar el espíritu de la fragancia y no el del fragor, como señaló el poeta López Alvarez.”Caracas, asimétrica/ como ciega te busco,/ por tu arrebato,/ por tu infidelidad/ cuerpo en tránsito” Entretanto, canta tu canción, amigo Billo. Caracas, si hoy te festejo es por el relámpago que nos subyuga.
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