Autora: María Gabriela Betancourt P.
Caracas 17 de julio 2011
Desde pequeña escuché lo mejor de ti. La sucursal del cielo, la de los techos rojos. Frases que despertaban mi curiosidad. Mi mamá es de tu descendencia y hablaba de ti siempre con gran pasión.
Nuestros primeros encuentros se dieron mediante fugaces viajes con mis padres, quienes apenas me dejaban saborear tu clima, tu urbe, tu vida.
A medida que crecí fue cada vez más tentador llegar a conocerte mejor, mamá nos había enseñado a amarte desde chamos.
Caracas era y es para mi un pum, pum… pum, pum… latir constante y perseverante, galope de vida, territorio de oportunidades, tantas ganas de vivir.
La frase Caracas es Caracas y lo demás es monte y culebras siempre me sonó muy contundente, sin ánimos de emitir un comentario despectivo, pero es que Caracas brinda la oportunidad de estar en contacto con el mundo, es la vida tomando forma, haciendo historia de país. Es la gran madre y motor de las áreas científicas, educativas, deportivas, culturales, es el epicentro de todo.
¿Si pudiera hablar con Caracas que le diría?
Parafraseando la canción le diría …perdón vida de mi vida…, también gracias por aceptarnos, por tolerarnos, por seguir luchando por la vida a pesar de nosotros, que te hemos hecho brotar callos de tantas laceraciones y encima te hemos olvidado.
Tienes un ángel de la guarda que muchos también hemos olvidado, verde, grande, imponente, que te llena de oxigeno y que por ti nos ha tendido sus brazos permitiéndonos recorrerlo, conocerlo. Por amor a ti sigue en pie, luchando hombro a hombro contigo para no sucumbir ante la embestida desbocada de los que en ti vivimos.
Ya casi no te dejamos respirar y tu allí sufriendo en silencio, aguantando. Te hemos ido consumiendo sin ningún control, como si fueras una galleta que devoramos con avidez. Ahora muchos te llaman la jungla de concreto, pero la desidia y soledad que hay en ti no es tu culpa, es nuestra. Tuya es la tristeza de saber que tus propios hijos te han atropellado, arrebatándote movilidad y la libertad de seguir creciendo como soñabas.
Me gustaría jugar contigo pisa y corre, chapitas, tonga, tres pies, sentirte feliz y recordar que la vida es una bendición. Darte las gracias por existir y dejarme vivir contigo mi vida.
Caracas
Latido constante
La oscuridad no te opaca
El gigante verde protege tu valle
Notas perdidas encuentran camino
A las serenatas de La Pastora
A las retretas de los Domingos
Después de la misa
En la Plaza Bolívar
Bajo la mirada de Casa Amarilla
Paredes silentes llenas de pasión
Sonidos guardados
En ruedas de patines
Que alegraban tus calles
Salen por las noches
Juegan con espíritus de papagayos
Alumbrados por la dama blanca
Adornando tu cielo
Vida plena
Cada minuto cuenta
Presente innegable
Ímpetu es tu esencia,
Se respira en el aire
Susurra tu nombre
Caracas
Quiero recordar todos los días, sentir todos los días que sigues presente aunque muchos no te veamos, tu temple es inalterable, ciudad que todo lo puede.
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