PUBLICARTE da la mano a la celebración de los 444 años de nuestra ciudad. Caracas la mujer. Caracas hombre, niño o niña. La tantas veces ultrajada, la que no pierde la esperanza. Caracas será tomada de la mano por los que crean, sueñan, proponen, discuten, reflexionan a través de la palabra. Caracas también es texto, cuento, dramaturgia, narración, ensayo, poesía. Caracas es el abecedario que nos acompaña cada día, Caracas es una niña que continua soñando con que algún día será grande.

jueves, 4 de agosto de 2011

Caracas, capital altruista



Autor: Osmar Peña

Caracas, capital altruista que se coloca frente a mí; comienzas con una explosión,
sigues con un ronroneo para darle paso a otra explosión y finalizar de diferentes maneras
según el que osadamente te pasa por sus labios. Yo quiero diseccionarte Caracas, hacer que
tus fracturas sean un recorrido cultural que se desvive entre un claroscuro lleno de sombras y luces intermitentes en cada semáforo.
Logras alumbrarme, desvanecerme, juegas con mi figura como una plastilina que se
desdobla entre las manos de un niño. ¡Acaríciame Caracas! Continúa maleando mis humores cotidianos, dándole sabor a mis palabras, aliña mis pasos con tus curvas en el suelo, desata mis trenzas para sutilmente hacer que me acerque más a ti de a ratos...
Extraño ese zumbido de motocicleta que circula por tus calles y avenidas, el humo de
las cinco de la tarde que te hace parecer desierto que distorsiona la visión. Ciudad escondida entre montañas, que conoce de humildes hogares hechos en ladrillo de barro rojo y láminas plateadas de zinc y aluminio.
Ay Caracas, ¿qué sonidos de arrullo permites que se soplen entre el viento semi-cálido
de tus noches? ¿Hasta qué lugar se escucha el maquillaje negro que colocas en tu superficie
de cráteres humanos?
Decido sumergirme en ese grito perpetuo que me haces escuchar, me deslizo entre tus
carreteras, me dejo llevar entre postes de luz infinitos al son de la radio y sus canciones de
joropo, salsa y merengue; me desespero por ti, sé que estás allí, en todos lados, haciéndome
gestos detrás de cada puesto de comida ambulante, dejando escurrir mi sombra por toda tu
figura, Caracas... de a ratos me provoca detenerte! A veces te aceleras tanto que el aire se
aleja lentamente de mí, me sofocas en algunas de tus zonas de manera inesperada al final de
la tarde y gradualmente atentas contra la dignidad de mi temperatura.
¡Caracas, por favor! Hoy deja de inyectarte restauraciones en plena cara; deja que tus
años se luzcan como honrosas batallas contra el tiempo; deja que la tierra se cuele entre las
empedradas calles escondidas por la historia; permite que mi voz te llegue, aunque sea en
forma de susurro, haz que hoy estas letras te las lleves a casa, que te persigan
silenciosamente y que antes de hacerte la dormida te besen.

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